lunes, 10 de agosto de 2009

La web y sus fases, como la luna (SERIE: diplomacia digital, entrega 2)

Es clave conocer en primer lugar donde nos encontramos en todo este asunto. La vitalidad de las nuevas aplicaciones, debida a la colaboración interesada o no de sus millones de usuarios, nos lleva a tener que pensar rápido. Muy rápido. Así que vamos a resumir es pocas palabras esta carrera vertiginosa. Las tecnologías han ido soportando y creando plataformas para los registros de comunicación a diferentes niveles y en diferentes momentos. Básicamente y coincidiendo con la literatura sobre el tema vamos a etiquetar tres fases de la Web y las vamos a relacionar con los recursos que se ofrecen para la comunicación institucional y política.

Una primera fase, un primer paso, ha sido seguir haciendo la misma política que ya hacíamos, pero a través de las nuevas herramientas. Es decir no trasformar la naturaleza de los intercambios de comunicación sino presentar con otros recursos lo mismo que ya decíamos en otros formatos. Por ejemplo: una web que informa de la agenda de una institución o de sus becas, de manera similar a como lo haría un folleto o un curso de la una Institución que es presencial y que se apoya en las nuevas tecnologías para ampliar información con la posibilidad de descarga de documentos.

Pero esto ya es una forma de enfocar el asunto que pertenece al pleistoceno, por decirlo de alguna manera, debido a la aceleración de los avances e hitos y a la comprensión de las eras. Hoy son contadas las personas que se quedan satisfechas con este tipo de Web. La comunicación que se demanda a las Instituciones supone un paso adelante, este paso lo constituye el uso de la tecnología interactiva Web 2.0.

Si un curso de una Institución cualquiera es capaz de ofrecer interactividad, diálogo, se convierte en tecnología 2.0. El blog de un Ministro se sitúa sin duda en esta línea, pero es que además, si nos cuenta el último disco interesante que ha escuchado o los libros que está leyendo, constituirá un paso adelante hacia mayor interactividad y sobre todo ayudará a crear ese clima de confianza que es la base del intercambio en al Web 2.0. En ella los usuarios difunden lo que creen y creen aquello que proviene de una fuente de confianza. Cuanto más avezado es el usuario, más escéptico se muestra con las fuentes, porque ha aprendido a discernir gracias a su experiencia. Esto es un fenómeno que hay que entender antes de plantearse cualquier plan de comunicación institucional o política en red. Crear confianza y mantenerla es un paso previo, que es clave para la irrupción de cualquier entidad en todo este asunto. El objetivo es crear en las audiencias la confianza suficiente para poder lanzar los mensajes y que éstos sufran viralidad (que se retwiteen cuanto más, mejor). Volviendo al blog de un Ministro, seguramente un underblog hace más por la comunicación de todo un Ministerio que otras iniciativas mucho más costosas. Concluyendo esta segunda etapa, en la que estamos inmersos, decimos que la imaginación y la asesoría de un experto, son los cimientos de toda comunicación que se desee hacer en el espacio 2.0

Y por cerrar el círculo y dejar constancia en nuestro texto de su irrupción, no terminamos las fases sin mencionar la tercera generación: la Web 3.0. El reto es que la sobreabundancia de información se ordene y el cómo ordenarla y canalizarla según los intereses de cada internauta constituye, sin duda, una de las preocupaciones de la comunidad digital. La Web llamada semántica está gestándose, aunque en fase relativamente inicial, razón por la que no vamos a considerarla de momento, aunque mantenemos un ojo sobre sus avances.


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